Un análisis de estudios hechos a millones de niños en todo el mundo encontró que no corren tan rápido ni tan lejos como sus padres cuando eran jóvenes.
En promedio, a los niños les toma 90 segundos más correr kilómetro y medio (una milla) de lo que sus padres lo hicieron hace 30 años. La aptitud cardiovascular ha disminuido 5 por ciento por década desde 1975 para los niños de nueve a 17 años.
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