El frente de frío polar que ha afectado a Estados Unidos esta semana ha causado una imagen que pocas veces se ha visto: las cataratas del Niágara congeladas. Con temperaturas inferiores a los 20 grados, el caudal del río ha quedado parcialmente helado.
Por vórtice polar entienden los meteorólogos una circulación de vientos en torno a la región ártica que normalmente mantiene el frío contenido en esa zona, pero que en esta ocasión, debido a un debilitamiento, ha dejado bajar grandes masas de aire frío desde Canadá hasta abarcar la mayor parte de EE.UU.
La ola de frío procedente del Polo Norte que ha congelado a dos tercios de los Estados Unidos, incluyendo el «profundo sur», que nunca había vivido temperaturas bajo cero, nos obliga ahora a enfrentarnos a un nuevo fenómeno para el que hasta la fecha nos defendíamos con el manido término de «ola de frío polar». Pero los tiempos cambian y en la RAE va a ser muy recomendable la presencia de un meteorólogo como esto del cambio climático siga así. Los norteamericanos sufren estos días un «vórtice polar» que les ha traído temperaturas como no se veían en dos décadas. Y ahí están los doce bajo cero de Nueva York, los 23 bajo cero de Chicago o los casi 30 bajo cero que se han registrado en algunas zonas de Minnesota.
¿Y qué son los vórtices polares? Pues no son otra cosa que ciclones, y están siempre girando sobre el Ártico en la parte media y alta de la troposfera y la estratsofera. Gracias a ellos, el aire frío y denso se mantiene sobre el Polo Norte. Pero en esta ocasión, un sistema de altas presiones originado en el este del Pacífico y que normalmente no pasa de Alaska, ha continuado hacia el Polo Norte y ha empujado ese aire ártico extremadamente frío hacia capas inferiores y hacia el sur del continente americano trayendo no solo temperaturas muy bajas sino, y esto es lo peor, fuertes vientos que hacen bajar la sensación térmica todavía más grados, hasta los 50 bajo cero en algunas localidades.
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